
La Mezquita Azul, también conocida como la Mezquita de Sultán Ahmet, fue construida entre 1609-1616. Es la mezquita más grande e impresionante de Estambul. Nada más entrar en ella, te das cuenta de las impresionantes dimensiones de esta edificación. Una de las cosas que más me gustó fueron sus lámparas. Cientos de lámparas cuelgan de los techos y alumbran con su iluminación tenue esta preciosa mezquita.
Para acceder a la Mezquita Azul debes descalzarte primero, y en el caso de las mujeres resulta conveniente que tengan cubiertos los hombros y en la medida de lo posible su cabello. Aunque cuando yo fui había turistas que no llevaban cubierto el cabello, considero que como muestra de respeto hacia la cultura que visitas no está de más que te lo cubras. Como curiosidad, la mezquita recibe ese nombre por el color azul intenso y verde que poseen los mosaicos de las cúpulas.
Tras abandonar la Mezquita Azul, puedes seguir disfrutando de esta encantadora y mágica ciudad, dando un paseo por los jardines que la rodean y que te llevan a Santa Sofia o a la Cisterna Basílica (Cisterna de Yerebatan)
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